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lunes, 6 de febrero de 2012

Guatavita en Cundinamarca un ejemplo de Responsabilidad para el Mundo.

Segundos más tarde en los que el fuego amenazó la biodiversidad del paisaje del cerro de Montecillo en el municipio de Guatavita en Cundinamarca sus habitantes hoy recorren los diferentes senderos para reconocer el tributo a la deuda ecológica.
En el pasado congreso de tierras llevado a cabo por diversas organizaciones para el desarrollo de una política con base a la cosmovisión ancestral, la des contaminación ambiental y la democracia de nuestra geografía social en la ciudad de Cali fundaciones, corporaciones, sindicatos y entre otros como el colectivo Soberanía en recursos naturales y Minero energéticos se mantuvieron firmes para pactar en un  documento registrado el pago de la deuda individual y comunitaria que acreditan los seres vivos con los errores y abusos del hombre con la naturaleza, los mismos que superan los ajustes simbólicos prometidos con dominar la biota.
El derecho social al pago de la deuda ecológica más que un intercambio económico es una compensación a la naturaleza a las consecuencias causadas por el hombre donde advierten agotar la vida y existencia de nuestra propia especie; una indemnización que responde indiscutiblemente a las olas de calor y frio intensos que azotan el ciclo ambiental de los ríos, lagunas y embalses, la descontaminación y recuperación de especies nativas tales como alisos, quiches y frailejones reservados en largo y ancho de la montaña, conejos mariquitas, mirlas entre otras rocas de forma amorfas. Todos ellos aptos para el desarrollo vital de este ecosistema invitan a dar hoy día una mirada  desde los organismos especies y comunidades a de la población ascendente del mito del Dorado a vivir y convivir de manera particular en la paz y tranquilidad que habita este escenario cultural en extremo de la sierra en Guatafita.

Se encienden las alarmas
Desde la vereda Montecillo en el centro de la collado natural, la piedra “La Cabezona o la Pescuezona”  como es llamada por hombres, mujeres, campesinos y turistas encienden luces verdes y amarillas para mantener el equilibrio ecológico de las relaciones con la naturaleza una cosmovisión más que desde los muiscas han evocado por atender a la emergencia de seguridad de las comunidades, prometiendo un tejido de armonía y justicia entre la razón y la mente humana para la construcción de un nuevo panorama rural en la nueva Guatavita Naturaleza y Cultura.
La alerta es estar alerta para proteger, resguardar, custodiar y defender el patrimonio de nuestros ancestros Muiscas, trabajar en la protección de los derechos de la vida social, labrar un paisaje con miradores hacia el futuro de nuestras generaciones, retar los obstáculos de la apatía y fijar nuestra bandera para ejercer el derecho disfrutar de nuestra naturaleza.
Es hoy día el legado de la piedra quien con su alongada imposición hace que conozcamos su verdadera historia a través de la tradición de quienes la rodean cuentan el origen de un vigilante indígena que fue maldecido como estatua